Capítulo III: por Akira.

Sin embargo, pensó Iñaki mientras giraba la cabeza y observaba a la gente del local, para evitar mirar a los ojos de su compañero, aquello había llegado demasiado lejos.

Tras la primera noche, Mario se convirtió en una constante en su vida. Una constante incómoda, un refugio donde encontrar la pasión perdida, el fuego que se había apagado en su relación hacía tiempo.

Aquel crío, aquel niño que ocultaba en su interior una bestia indomable y primitiva. Aquella casualidad que se había cruzado en su camino en aquel chat, se había convertido en lo más real que había en su vida, y también en una maldición.

Porque Iñaki lloraba en silencio. Apenas podía aguantar las lágrimas algunos días en el trabajo, mientras un compañero le preguntaba qué tal le había ido el fin de semana. A veces no podía más y tenía que irse al baño, simulando malestar. Y entonces todo salía, el remordimiento que le consumía lentamente por dentro, como una enfermedad que le corrompía el corazón y las entrañas, la culpa por no saber encender otra vez aquel fuego intenso que un día fue, pero que ahora era sólo frías cenizas.

«Voy a dejarlo», se decía una y mil veces. Dejaría a aquel crío, y daría un empujón a su relación con Arnau. Seguro que podría hacerlo. Y quizás con el tiempo el remordimiento desaparecería lentamente, la culpa se desvanecería, y el recuerdo de aquellas noches que le habían hecho sentir vivo otra vez, serían otro recuerdo guardado en el desván de su memoria, una anécdota, un desafortunado desliz.

Pero otro pensamiento cruzaba su mente al mismo tiempo. Arnau, sí, Arnau otra vez. El hombre de su vida. Y el hombre que hacía que su vida fuera también monótona y falta de ilusión. Una prisión sin barrotes. Se preguntaba si realmente Mario era la consecuencia inevitable de todo aquello, el principio del fin. O el principio de algo nuevo, un nuevo comienzo para él.

Mientras pensaba en todo aquello, llamó a la camarera.

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Nota:

Este capítulo lo escribió Akira. Porque esta historia nació como un juego entre los lectores de «Café para dos» y el autor del blog. Akira tuvo la delicadeza de jugar.

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Dejaos besar y abrazar, que todo será mucho más bonito.

2 comentarios

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2 Respuestas a “Capítulo III: por Akira.

  1. q bien scriben usts….! me da envidia… envidia d la buena, no crean otra cosa…! c meten en los sentimientos… esculcan los dolores… exploran los pensamientos y las actitudes… le muestran a uno al derecho y al revés al personaje…!

    jo..! Como no dejarse abrazar y besar si es que usts tdo lo scriben mucho más bonito…!

    Gracias..!

  2. alquimistasp

    Manu, déjate besar y abrazar, todo será mucho más bonito.

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