Nada (6): Germán.

Germán soltó las bolsas de la compra sobre la encimera de la cocina. Por su boca salían imprecaciones y juramentos sin medida. Justo cuando salía del supermercado, le había pillado la tormenta, y lo que parecían cuatro gotas en la puerta, apenas unos minutos después se convirtieron en un diluvio. En apenas unos minutos más, estaba empapado. Su traje chorreaba. Sus pies nadaban dentro de los zapatos, con ese sonido tan desagradable que es inherente a esa situación.

Se sacó los zapatos, y se quitó los calcetines. Los tiró contra la pared con fuerza.

Se quitó el traje y lo colgó en una percha de la cuerda que tenía en la terraza de la cocina.

Un trueno aterrador, le hizo estremecerse.

– ¡Joder! ¡Mierda puta! ¡Puta tormenta!

Se quitó la camisa y los calzoncillos, y los metió de un golpe brusco en la lavadora.

Desnudo, se fue hacia el baño. Abrió la ducha y se metió debajo. Dejó correr el agua por su cuerpo. El tiempo dejó de tener medida, y el espacio y la realidad se tornaron en sueños. Una fiesta en su casa, mucha gente, su teléfono no dejaba de sonar. Gente normal, sin dobleces, sonrientes, alegres, y preocupados por los demás. Con ganas de hablar, de sentir, sin preocuparse por ser más, o ser menos. Sin juicios.

Un chico le sonríe de esa forma. Se acercan. Yo fulanito, muak,  yo Germán, muak. ¿Y que haces? ¿Y tú? Pues yo… Pues yo… ¿Y te gusta ir al campo?… ¿te gusta la pintura? ¿vamos mañana al cine? Yo me apunto, dijo Menganito, que se acercó… Un móvil empieza a sonar…

Germán deja el mundo de los sueños. El teléfono suena de verdad. Cierra la ducha. Corre por el pasillo desnudo y chorreando agua. El teléfono calla justo cuando solo le quedaban dos pasos para llegar.

Coge el inalámbrico y vuelve al baño. Se sienta en la taza del water. Mira el teléfono.

No suena.

El suelo se va llenando de agua, que escurre poco a poco su cuerpo.

Coge una toalla y acaba de secarse. Tira la toalla sobre el charco y la pasa con el pie para secar el suelo. Recoge con ella las huellas que ha ido dejando en su carrera hacia el teléfono. Se agacha y recoge la toalla. En un gesto único, la tira contra la pared en un gesto de rabia rayando con la furia.

Sin saber por qué, viene a su cabeza, la cajera del supermercado. Ni siquiera ha sido capaz de mirarlo. Ni una sola vez.

Con el albornoz sin atar, se va al ordenador. Revisa sus cuentas de mail. Nada.

Mira el móvil: Nada.

El teléfono de casa, no vuelve a sonar.

Nada.

– Debería guardar la compra – se dijo en voz alta – Sí Germán – siguió con su soliloquio – para una vez que tienes ganas de llenar el frigorífico, vas a conseguir llenar la bolsa de la basura.

Volvió a abrir el correo: nada.

Se levantó trabajosamente, y fue a la cocina.

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Déjate besar y abrazar, todo será mucho más bonito.

2 comentarios

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2 Respuestas a “Nada (6): Germán.

  1. dav

    dejate abrazar y besar, y todo será mucho más bonito. Bo puedes olvidarte de esa frase al final. o no parece posteado por ti.

  2. alquimistasp

    dav, muchas gracias por recordármelo. Ya está añadido.

    déjate besar y abrazar, dav, que todo será mucho más bonito

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